sábado, 13 de abril de 2013

La voluntad de acción



La voluntad de acción
(Disposición inicial de aceptación de una voluntad superior en la que se apoya la voluntad personal – Es una actividad pasividad circular en la acción en la que se resuelve la unidad de relación consigo mismo, los otros y el poder superior)

Autogeneración de la propia figura humana, liberación de la dominación negativa de las identidades, posiciones y situaciones sociales, interpersonales. Capacidad de configurar su vida de acuerdo con lo que se figura y desea como forma ideal, realizándola según sus capacidades y posibilidades.


Del ser y del tener: Libertad para generar el propio significado personal en el mundo y situación en la que se esta siendo, liberación de las alienaciones y dominaciones negativas en las que se habita (identidad alienada, dispersión, fragmentación, conflicto, dependencia, exclusión, etc).

En sentido etimológico el tema puede ser interpretado así: “querer o desear ponerse en acción para que algo sea, dar la batalla personal para generar un cambio; la acción voluntaria es una acción esperanzada, se cree firmemente en la posibilidad de su realización, se es responsable de lo que se quiere ajustado a lo que se puede (capacidad y posibilidad)”

En la producción del significado personal es esencial lo siguiente:
1)    Aprehensión de sí mismo en la profundidad de su querer ser (aprehensión implica lo intelectivo, afectivo, volitivo).
2)    Ajustamiento a la capacidad y posibilidad con la que se cuenta en la situación que se está (El grupo pasa a ser novedad en la generación de capacidad y posibilidad, capacitación y posibilitación creciente).
3)    Disposición a la acción de lo que se quiere, en un querer que implica a los próximos en las situaciones y vínculos que se está siendo; capacitación del propio poder para realizar su ser posible.
James Prochaska ha identificado CUATRO ETAPAS EN EL PROCESO DE CAMBIO DE CONDUCTA: 

a)     Precontemplación (estado de resistencia al cambio)
b)    Contemplación (lo que se quiere cambiar,  ponderación de los pro y contras del cambio)
c)     Acción (ejercitar la fuerza de voluntad para lleva a cabo el cambio)
d)    Sostenimiento (activación de la fuerza de voluntad para apuntalar y sostener el cambio)
Acción implica no ser un mero contemplador o conversador o discutidor del cambio sin que se ponga en acción, es en el aquí y ahora que opcionalmente se pone en marcha el dinamismo de cambio.
Sugerencias para facilitar la creación del poder de voluntad: fijación específica del objetivo, tener fe en lo que se quiere, estimulación del amor propio, reafirmación constante de la voluntad, prever y reconocer las dificultades, ser paciente, estimular la fortaleza y sobre todo aplicar la voluntad con una dosis de realismo, es decir, de las propias capacidades y posibilidades con las que se cuenta para realizar lo que se quiere.
Hibert Coca propone  "entrenar" eficientemente la fuerza de voluntad apoyado en tres aspectos esenciales (DEC):
1.      El desear   2. El Esperar 3. El Creer

Desear la meta:
Primero, uno  debe desear una meta. Las personas que saben lo que "quieren” pero sin realizarlo en sus acciones, solamente se frustran por lo que saben que no tienen en sus vidas. Pero el desear de la voluntad va mucho más allá: es desear con energía, desear con fuego, con el corazón y la mente.


Esperar la meta:
El segundo elemento es el esperar. Esperar no es quedarse esperando a "ver qué pasa". No sólo lo desea, sino que espera que suceda gracias a sus acciones en las que realiza su mundo posible.
Creer en la meta:
El tercer y último elemento es la creencia. Creer que llegará el momento, que se producirá el resultado.
No olvidemos, que la fuerza de voluntad se torna más dinámica cuando se aplica a propósitos positivos y estimulantes.

Etimología de las palabras acción y voluntad

Del lat. “actionem”, ac. de “actio”, proveniente del participio “actum” del verbo “agere” – “hacer, poner en movimiento, conducir”, derivado de la raíz indoeuropea *ag- “conducir, mover” y se encuentra en demás lenguas como en el griego γω – “ágo” – “conducir, guiar”, o γν – “agón” – “reunión, encuentro”. En sánscrito se encuentra “ajati” – “conduce” en nord. ant. “aka” – “conducir” y en ir. med. “ag” – “batalla”.

VOLUNTAD
Voluntad del latín voluntas de los verbos volo/velle que significan querer, desear; relacionados con el griego elpis que significa esperanza y del lituanio vilivos que significa esperar, desear.

A continuación texto tomado del judaísmo y los doce pasos
El judaísmo nos enseña que la persona debe alcanzar la excelencia en tres relaciones paralelas: 1. Con uno mismo; 2. Con otros; 3. Con Dios.
Relación conmigo mismo implica mantener un registro honesto de mi carácter en cuanto a mis fortalezas y mis defectos; conciencia de mi propósito de vida y tomar responsabilidad sobre mis actos. 

Relación con los demás se traduce en cumplir con el rol personal de cada uno en este mundo, pensar cómo puedo beneficiar a los demás, y estar consciente del impacto que tengo en aquellos con los que tengo contacto.
Una relación con Dios me pone en contacto con el Poder Infinito en este mundo, conectándome con el placer último y trascendente, y me permite humildemente ver mi lugar en el grandioso esquema de la Creación.


Pasos Uno Al Tres

Mirando a través de este prisma, podemos ver cómo los Doce Pasos enfrentan estas tres relaciones en el proceso de recuperación.
  • Paso Uno: Admitimos estar sobrepasados por – lo que corresponda – y que nuestra vida se ha vuelto inmanejable.
  • Paso Dos: Llegamos a creer que un poder más grande que nosotros mismos puede sanarnos.
  • Paso Tres: Tomamos la decisión de redirigir nuestra voluntad y nuestras vidas hacia la preocupación por Dios, como nosotros lo entendemos.
Los pasos comienzan con una intensa autoconciencia y con el reconocimiento de la raíz del problema – la inhabilidad de cambiar el comportamiento sólo con la voluntad, y reconocer las consecuencias de mi conducta (paso uno: relación del individuo consigo mismo). 

Los pasos dos y tres son una transición en la relación entre el individuo y Dios, reconozco que el Creador del Universo puede cambiar mi conducta (paso dos) si tomo las medidas necesarias (paso tres). Puesto en términos simples "Yo no puedo, Él si puede, creo que Lo voy a dejar".

Algunos discuten equivocadamente que declararse impotentes va en contra de la visión que tiene el judaísmo acerca del libre albedrío – "Si en realidad decido hacer algo, seré capaz de vencer cualquier obstáculo". 

Sin embargo, el Talmud nos dice lo contrario. Se nos enseña que el Ietzer Hará de la persona (su inclinación hacia el mal) se hace más fuerte y se renueva cada día. Y que sin la ayuda de Dios, no somos capaces de sobreponernos (Kidushin 30b). 

Un postulado básico del judaísmo es que todo está en las manos del Todopoderoso, excepto por el temor reverente al Cielo (Brajot 33b). La única autonomía que poseemos en este mundo es la percepción (yiré) – vernos a nosotros mismos en relación al Creador del Universo, con el consiguiente sobrecogimiento que resulta de tal observación. Nosotros tenemos la libertad de elección, pero depende completamente del Todopoderoso que esta elección se traduzca exitosamente en acción. 

La enfermedad de la adicción no es más que el Ietzer Hará, nuestro ser más bajo, manifestándose en las personas dado un particular desafío en la vida. Sin Dios somos realmente impotentes. 

Pasos Cuatro al Siete
  • Paso Cuatro: Hacer una introspección y un riguroso inventario moral de nosotros mismo.
  • Paso Cinco: Admitir frente a Dios, frente a nosotros mismo y frente a otros seres humano la naturaleza exacta de nuestras faltas.
  • Paso Seis: Estar completamente dispuestos a que Dios remueva nuestros defectos.
  • Paso Siete: Solicitarle a Él, humildemente, remover nuestros defectos.
El proceso de recuperación continúa con un completo y valiente inventario personal (jeshvón ha-nefesh). El paso cuatro se enfoca, entre otras cosas, en el desafío de la arrogancia, el egoísmo y la indulgencia que se encuentran frecuentemente en los adictos mientras están en la agonía del comportamiento compulsivo. 

Reconocer estos defectos de carácter frente a uno mismo, frente a Dios y hablarlos con otras personas versadas en recuperación, es clave para corregir la conducta. Esto no es una confesión o búsqueda de absolución, como algunos concluyen erróneamente, sino que se trata de un método de tres etapas de detección e identificación concreta de fallas específicas para construir un plan de acción efectivo.
La contabilidad espiritual es una piedra fundamental para el desarrollo del carácter en el judaísmo. Trabajar con un socio (javruta) o con un rabino para hablar de asuntos y desarrollar estrategias para mejorar es una práctica que se recomienda (pasos cuatro y cinco: la relación de la persona consigo misma). 

En los pasos seis y siete, nuevamente vemos una transición en la relación de la persona con Dios. Reconocemos que Él es la fuente del éxito para alcanzar nuestros objetivos, y se nos invita ser pro-activos para solicitar esa asistencia. 

Pasos Ocho Al Diez
  • Paso Ocho: Hacer una lista de todas las personas a las que hemos dañado, y estar dispuestos a disculparnos con todos ellos.
  • Paso Nueve: Arreglar las relaciones con esas personas, cuando sea posible, excepto cuando hacerlo los heriría a ellos o a otros.
  • Paso Diez: Continuar con un inventario personal y cuando estamos equivocados, admitirlo rápidamente.
¿Cómo podemos pedir perdón a nuestro Creador si no estamos dispuestos a tomar responsabilidad por nuestras acciones para con otros?
La responsabilidad en nuestra interacción con otros está claramente delineada en estos tres pasos. El comportamiento adictivo puede tener un impacto negativo en personas tanto lejanas como cercanas al adicto. La recuperación es en gran parte un proceso de sanación, no sólo de nosotros mismos, sino también de cualquier relación que pudimos afectar negativamente. 

La costumbre universal de identificar los problemas y roces con aquellos que están cerca nuestro para pedirles perdón, es una práctica común en nuestras actividades previas a Iom Kipur: ¿Cómo podemos pedir perdón a nuestro Creador si no estamos dispuestos a tomar responsabilidad por nuestras acciones para con otros? 

Pasos Once y Doce
  • Paso Once: Mejorar nuestro contacto consciente con Dios a través del rezo y de la meditación, rezando sólo para conocer Su Voluntad y para tener la fuerza necesaria para llevarla a cabo.
  • Paso Doce: Habiendo tenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratar de llevar este mensaje a otros alcohólicos, drogadictos, comedores compulsivos, jugadores compulsivos, etc. Y poner en práctica estos principios en todos nuestros asuntos.
Los pasos continúan con la responsabilidad colectiva de continuar invirtiendo en nuestra conexión individual con Dios, al mismo tiempo que nuestra obligación comunitaria de usar nuestra recuperación para ayudar a otros. Puesto en términos simples: "No puedes recibirlo a menos que lo regales". Como lo enseña Maimónides, el nivel más alto de cumplir con la mitzvá de amar a Dios, es ayudar a que otros hagan lo mismo.”




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