sábado, 13 de abril de 2013

Crítica y propuesta



Ustedes saben que soy un alcohólico anónimo mas, pero cuidadoso de acatar sugerencias sin antes analizarlas a fondo. Entre otras de igual importancia esta el programa de doce pasos, de quien he oído y hablado durante cincuenta años.

Sin mutilarlo he obviado sin desacreditarlo lo que el Judaísmo le aporta en su estructura espiritual, para apreciar mejor sus planteamientos vitales, tácitamente aceptables en su carácter y efectos unitarios y de servicios todo en el marco recuperativo.

Sobre ello, y en aplicabilidad justa a la realidad social que se vive en el país, donde los jóvenes se matan entre si y los que nó, entran en una mecánica de la vida que inevitablemente los lleva en convertirse en cosa, indiferentes a lo que les rodea. Los que se matan llegaron a odiar la vida y los otros solo a disimularla. Y no pudimos hacer nada; si AA., sobrevive en la presente generación, ese futuro le espera.

En nuestro tiempo todavía funciona cambiar uno. En cincuenta años ha sido así y ese es el plan original de su creación. 1935 o si se quiere 1960, ha quedado lejos, por este ultimo año, 1960, recién habíamos alcanzado los dos millones de habitantes en el país, éramos un país holgado de ciudades pequeñas, los bolos solo eso éramos,  a pesar de viajar a Panamá en  los 40, la marihuana no había ocurrido aún. 

Explicarse y comprender la barbarie actual es un paso que ni AA. lo tiene. Si lo encontramos algún día seria el primer paso de AA.,  para poder cambiar ella misma. 

Ella no podrá hacerlo sola, tendríamos que ayudarla como ella a nosotros. Millones la hemos leído, repasado, aprendido y repetido muchas veces, infinidad de veces durante 75, 50 años. Tanta veces repetida e interpretada que ya no es la misma doctrina o teoría originaria, ya no contamos con Bill con una autentica interpretación tampoco.

La repetición fosiliza y puede llegar – sino llego ya—A LA DEFORMACIÓN.

                                                                                   Ricky Morales

 San Salvador, 23 de Septiembre de 2011.

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