sábado, 13 de abril de 2013

La critica como actividad liberadora



La vinculación  de la  filosofía  con su carácter  crítico,  ha sido de conflicto  permanente entre los  filósofos y sus respectivas  sociedades. Ninguna  sociedad admite  fácilmente  a un hombre  que, dotado  de un profundo  sentido crítico, pretende reformar más o menos radicalmente  la vida humana. Sólo  basta pensar  en Sócrates, uno de  los grandes filósofos griegos,  condenados  por las autoridades  a beber  la cicuta por su  falta de  respeto  a  los dioses  y a  la "democracia"  ateniense.

Otros muchos  filósofos  como Galileo Galilei,  que presionado  por la  inquisición fue obligado a retractarse de su herejía copernica,  han pagado  con  la cárcel,  el destierro  o la marginación  su critica y su desacuerdo  con  las sociedades  en  las que les ha tocado vivir.
El critico  es hombre  que lleva a cabo una actividad, que aunque  aparezca  con frecuencia  como abstracta,  suele ser bastante  molesta  para  las autoridades  políticas y culturales de una sociedad determinada.  Una característica propia del crítico es, en este sentido, su ruptura con  la  ideología  dominante. Programas  como  los de Mauricio Funes en el canal doce, es un ejemplo evidente  en nuestra  sociedad.

Para organizar  cualquier sociedad  es necesario  recurrir a un conjunto más o menos  armónico de  ideas que justifiquen  y expliquen  lo que  los hombres hacen  y deben hacer. Normalmente,  cualquier  ideología es elaborada por  la clase dominante y sirve para mantener  a  las demás clases  y grupos  sociales  en estado de sometimiento, estas ideologías  explican por qué el orden  social  es así y por qué debe  seguir siendo así.

Las  clases  subaalternas,  de un modo  inconsciente, suelen aceptar  las ideologías de  las clases  dominantes y son llevadas de ese modo  hacia el sometimiento de  la desigualdad  y de  la  injusticia.  Esta desigualdad es justificada y aceptada con dichos como: no se  le pueden  pedir peras  al olmo, que sabe el cerdo  de  ir a misa etc.
Las  ideologías,  en  la medida  en que son aceptadas y difundidas entre el pueblo, forman el sentido  común  de una determinada  cultura: aquello que  todo el mundo  toma por obvio y verdadero,  el critico se enfrenta  a este  sentido común,  o  ideología  dominante
Toda  filosofía  surge a partir de la ideología dominante  en un determinado momento  de la historia, ningún filosofo a comenzado  a filosofar  desde un mundo  de  ideas  celestiales, sino desde  la cultura  imperante  en  la sociedad de su tiempo. No podemos, por ejemplo, entender a Kant sin una  idea de  la religiosidad  protestante  en la cuál se  formó. Pero  aunque  los filósofos  encarnen  la  filosofía  de su tiempo,  es característica de ellos  "hacer problema" de esa  ideología.  La critica  es siempre problematizadora  de  lo que el "sentido común"  considera como evidente, es propio  de un hombre  con sentido  crítico,  ir mas allá de las explicaciones del sentido  común que nos da la cultura o ideología de una sociedad determinada,  la critica es un saber  radical,  porque  pretende llegar al fundamento,  a  la raíz última de las afirmaciones que nos encontramos  en la sabidurla popular y en el sentido  común.

Por ello, el critico es en una u otra medida,  alguien que toma  distancia,  que  se aleja de  los modos habituales  de pensar  para elaborar una  reflexión  propia, un modo  de ver las cosas  distinto  del que le ha proporcionado  Ia sociedad  en la cuál ha nacido.  Tiene  la capacidad  de descubrir  un problema en algo que los demás consideran como  evidente  por si mismo.

Esto significa  para el crítico, adoptar una aptitud de duda. Las cosas no son  tan evidentes como  parecen; hay que dudar, hay que poner en  tela de  juicio  lo que  todos admiten, la duda es una aptitud  típicamente  filosófica. Descartes, por ejemplo,  comienza  poniendo en duda  nada más y nada menos que  la  totalidad  de  las  ideas  entre las cuales  se desarrolla  la actividad cotidiana de cualquier hombre,  incluyendo  la creencia  en un mundo exterior a nuestra  conciencia.

Aunque  la mayoría  de  filósofos  parte de  la duda, no  todos  la han llevado a tal extremo, pero  si es característico de  todos  ellos,  la ruptura y la puesta "entre  paréntesis"  de muchas afirmaciones que  la  tradición  da por ciertas. Pero  no es  la duda la única caractestica del pensar critico;  además de dudar, al critico  le caracteriza  una aptitud de sospecha  ante  lo que dice el sentido  común o la ideología dominante,  y se pregunta para qué sirve un determinado pensamiento  o creencia  que  todos consideran  acertado. EI critico  se pregunta  si esas creencias  no están quizás sirviendo a un determinado orden  social, a un determinado estado  de cosas, sospecha  que  las  ideas pueden  servir para ocultar grandes  verdades  o para mantener  los  intereses  de  los ideólogos  burgueses.  Y cuando, gracias a su aptitud sospechosa, descubre  al servicio  de quien están las  ideas y las creencias,  el crítico se convierte en un desenmascarador  de  las  teorías aparentemente  verdaderas.

Esto no significa  que el critico  sostenga  que  todo el pensamiento  tradicional y que toda la sabiduría popular es falsa,  o que está al servicio de intereses ocultos. Esto seria una pedantería  intolerable.  El pensamiento  popular puede  contener  verdades  muy hondas  sobre  la vida del hombre,  puede  ser incluso,  fuente  de  importantes  criticas del sistema  dominante. Esto significa que antes de criticar  la cultura popular,  es preciso conocerla, muchos críticos superficiales  suelen  rechazar  todo el saber popular para después caer en un dogmatismo  y en una cerrazón mayor  de  Ia que critican  (materialismo  vulgar o mecanicista).

La critica  filosófica  consiste en una continua  actitud de búsqueda,  algo muy distinto a  todo  rechazo  apresurado de  lo que ni siquiera  se ha  intentado  comprender.  El crítico, si es radical, debe estar siempre abierto a encontrar verdades en lugares menos esperado  y también a detectar falsedades e ideologizaciones  en lo que  todo el mundo,  incluyendo  los  "progresistas" de cafetín consideran  como  obvio.

El critico  objetivo  no lleva estas tareas únicamente  por desenmascaramiento,  lleva a cavo esta  labor,  por estar movido por algo que va más allá del mero  interés  personal,  actúa por  intereses  liberadores  de los hombres.  El critico  esta dirigido  por un afán de verdad,  por un "ímpetu divino"  -como diría Platón-. Pero no se agota en la radicalización  y en el desenmascaramiento  de  las  ideologías, quiere poner sus conocimientos  al servicio  de  laliberación  de  los hombres.

Esta voluntad  liberadora  del critico, convierte  a  los  ideologizados  y a  las  ideologías establecidas, en una actitud incomoda  para  todos  los poderes  establecidos  y para  los "biempensantes"  de cualquier sociedad- Ya hemos mencionado  a Sócrates,  pero también hay otros ejemplos  por otros muchos  filósofos  como Antonio Gramci,  de quien  el  fiscal del  tribunal  de  la  Italia  fascista  decía  "hay que evitar que este  cerebro  funcione"  para enviarlo  a  la cárcel donde escribiría, antes de morir, lo mejor de su obra.
Puede suceder  que una determinada  filosofía se convierta, en ocasiones, en un arma  ideológica al servicio  de  las clases  poderosas,  desde  ese momento  esa  filosofía deja de ser tal. Max, por ejemplo  decía que él no era marxista, oponiéndose  así, a  toda veneración  escolástica  de sus  ideas,  y responsabilizando  de esta manera a  loshombres a buscar  la verdad por su cuenta.

Tenemos,  pues  los caracteres  que definen  Ia actividad  critica:  radicalidad, sospecha,  dcsenmascaramiento, desideologización  y voluntad  práctica  de encontrar  la  libertad.
Editado por:
Oscar Roberto Cruz
San Salvador  9 de  febrero de 2001

  
LO PERFECTO (LO ALIENANTE)

Lo perfecto. Concepto con que la filosofía idealista designa un sujeto, eterno, finito, incondicionado, desligado, que no está mediatizado por nada, lo inmutable, lo absoluto e invariable, el cuál es “suficiente en sí mismo”, contiene de por sí todo lo existente. Lo que no sólo no depende de ninguna otra cosa sino que a la vez lo crea.

Lo relativo caracteriza al fenómeno en sus relaciones y nexos, dependiente de otros fenómenos. La materia en movimiento, tomada en su conjunto, no se halla condicionada ni limitada por nada, es eterna e inagotable y en este sentido le dan la categoría de absoluta. Sin embargo, las formas concretas de movimientos son temporales finitas, transitorias, relativas. En este sentido, la diferencia entre relativo y absoluto también es relativa. El materialismo dialéctico rechaza la concepción no científica de lo absoluto.

(Para entender los siguientes dos párrafos es necesario saber filosofía)
Para la religión, lo absoluto es Dios. Luego lo que no es por su mismo ser, no es por sí mismo. Más Dios –según Tomas de Aquino- es necesariamente por sí mismo. En consecuencia, Dios es su mismo ser. Es el primer ser, anterior al cuál nada hay.

Sin embargo, ningún ser, es por esencia cuya esencia no sea su propio ser, sino por participación de otro, y lo que es por participación de otro, no puede ser por sí mismo. Dios es, en tanto y en cuanto por participación de otros (del hombre) y por lo tanto, no puede ser por sí mismo, pues aquello de lo que participa para ser es anterior a él.

Lo absoluto como ya vimos, es sinónimo de lo perfecto. A lo que nada le falta y que nada necesita. Si Dios es lo perfecto y/o lo absoluto, entonces; no necesita que nada se le dé, ni debe condicionar lo que él da, por cuanto si esto es así no puede decirse que Dios es perfecto.

El sentir es imperfección. En el sentir se encierran todas las manifestaciones de sentimientos; El amar, el desear, el querer, el odiar, el alegrarse o entristecerse. Todas estas acciones están condicionadas a algo. Solo cuando las distintas religiones dejen de ver a Dios como alguien que necesita que se le pida para poder dar, que se le de algo a cambio para hacer el milagro, que se le adore, que se le agradezca; solo entonces podemos decir que Dios perfecto.

Se ha descubierto también que Dios no actúa si no es a través de un cuerpo, y no por leyes cósmicamente dirigidas, a esto no se le puede llamar de otra manera, que estar condicionado orgánicamente. Por otra parte, mientras sigamos imaginándonos a Dios como un ser Todo Poderoso, de quien hemos copiado su imagen, estamos cometiendo el mismo error de las antiguas religiones, pues siendo él la fuente única de inteligencia, sería una torpeza tratar de reducirlo a la pequeñez de una persona.

Las cualidades, virtudes, sentimientos nobles y valores espirituales del hombre, no deben ser producto de algo derivado fuera de él, que no pertenezcan a su naturaleza, estos valores no deben venir del infinito, sino que deben ser originarios del hombre. Sólo entonces se convertirán en principios verdaderos.
Mi actitud para con la literatura de A.A. no es, una actitud negativa, sino critica; lo único que trato de hacer es distinguir lo verdadero de lo falso.

Cuando digo que la literatura es alienante, es por varias razones, y a menos quizás por las que ustedes se imaginan; desde el momento en que no podemos “-quienes la utilizamos-“ adjudicarnos el derecho de modificarla a nuestra conveniencia y satisfacción; se convierte en un monopolio de intereses que ni siquiera conocemos, y todo lo que se monopoliza aliena.

Es alienante, por cuanto no hay reconocimiento, o si lo hay es parcial, no nos asiste el derecho de decir que es el fruto de nuestro propio esfuerzo que hemos logrado dejar de beber y superarnos, sino que es un poder superior el que nos ha hecho el milagro, o en última instancia A.A. el que ha hecho de nosotros lo que hoy somos, esto es alineación.

El tratar de quitar o desviar el mérito, el no reconocer que es por medio de los empleados que una empresa logra el éxito; que no es producto de una marca, de un nombre, razón social o etiqueta, (Dios, A.A.) sino de la dedicación y esfuerzo de sus empleados (miembros). El reconocer esto significaría galardonar a los empleados y no al empresario o a la empresa, y esto jamás es reconocido; esto también se llama alineación.

La religión como alineación

Según algunos filósofos como Ludwin Feuerbach, uno de los grandes críticos de la religión, ésta no es solamente un invento arbitrario y un mero “engaño sacerdotal” destinado a estafar al pueblo. La religión es algo más importante; es una alineación de la esencia humana. En religión el hombre se enajena, pero esta enajenación es justamente la expresión de lo más grande y valioso que hay en el ser humano. La sabiduría, la libertad, la generosidad, el poderío, siendo atributos que en realidad pertenecen a la especie humana, son puestos por el hombre en un ser trascendental al que llaman Dios. Con esto el hombre se empobrece, enriqueciendo a la divinidad. Esto según Marx, permite explicar cómo el hombre, en una situación de explotación y de miseria, busca realizar en el mundo celestial, su verdadera esencia humana, en lugar de realizarla en la historia.

Para enriquecer a Dios, el hombre debe hacerse pobre, para que Dios sea todo, el hombre no debe ser nada. La religión es la actitud del hombre para con su ser –en eso reside su verdad y fuerza moral salvadora-. Pero para con su ser, no como el suyo, sino como otro ser distinto de él y aún opuesto, y ahí reside su falsedad, su alienación.

Si el hombre busca una realización en el más allá, la causa de ello está en su insatisfacción en el más acá, en el que solamente encuentra miseria y desdicha. En este sentido, la religión es un factor de compensación.

Editado por:
Oscar Roberto Cruz
San Salvador, febrero de 2001

No hay comentarios:

Publicar un comentario