La vinculación de la filosofía con su carácter crítico,
ha sido de conflicto permanente
entre los filósofos y sus respectivas sociedades. Ninguna sociedad admite fácilmente
a un hombre que, dotado de un profundo sentido crítico, pretende reformar más o
menos radicalmente la vida humana.
Sólo basta pensar en Sócrates, uno de los grandes filósofos griegos, condenados
por las autoridades a beber la cicuta por su falta de
respeto a los dioses
y a la "democracia" ateniense.
Otros
muchos filósofos como Galileo Galilei, que presionado por la
inquisición fue obligado a retractarse de su herejía copernica, han pagado
con la cárcel, el destierro
o la marginación su critica y su
desacuerdo con las sociedades en las
que les ha tocado vivir.
El critico es hombre
que lleva a cabo una actividad, que aunque aparezca
con frecuencia como
abstracta, suele ser bastante molesta
para las autoridades políticas y culturales de una sociedad
determinada. Una característica propia
del crítico es, en este sentido, su ruptura con
la ideología dominante. Programas como
los de Mauricio Funes en el canal doce, es un ejemplo evidente en nuestra
sociedad.
Para
organizar cualquier sociedad es necesario
recurrir a un conjunto más o menos
armónico de ideas que justifiquen y expliquen
lo que los hombres hacen y deben hacer. Normalmente, cualquier
ideología es elaborada por la
clase dominante y sirve para mantener a las demás clases y grupos
sociales en estado de
sometimiento, estas ideologías explican
por qué el orden social es así y por qué debe seguir siendo así.
Las clases
subaalternas, de un modo inconsciente, suelen aceptar las ideologías de las clases
dominantes y son llevadas de ese modo
hacia el sometimiento de la
desigualdad y de la
injusticia. Esta desigualdad es
justificada y aceptada con dichos como: no se
le pueden pedir peras al olmo, que sabe el cerdo de ir
a misa etc.
Las ideologías,
en la medida en que son aceptadas y difundidas entre el
pueblo, forman el sentido común de una determinada cultura: aquello que todo el mundo
toma por obvio y verdadero, el
critico se enfrenta a este sentido común, o
ideología dominante
Toda filosofía
surge a partir de la ideología dominante
en un determinado momento de la
historia, ningún filosofo a comenzado a filosofar desde un mundo de
ideas celestiales, sino
desde la cultura imperante
en la sociedad de su tiempo. No
podemos, por ejemplo, entender a Kant sin una
idea de la religiosidad protestante
en la cuál se formó. Pero aunque
los filósofos encarnen la
filosofía de su tiempo, es característica de ellos "hacer problema" de esa ideología.
La critica es siempre
problematizadora de lo que el "sentido común" considera como evidente, es propio de un hombre
con sentido crítico, ir mas allá de las explicaciones del
sentido común que nos da la cultura o
ideología de una sociedad determinada,
la critica es un saber
radical, porque pretende llegar al fundamento, a la
raíz última de las afirmaciones que nos encontramos en la sabidurla popular y en el sentido común.
Por ello, el
critico es en una u otra medida, alguien
que toma distancia, que se
aleja de los modos habituales de pensar
para elaborar una reflexión propia, un modo de ver las cosas distinto
del que le ha proporcionado Ia
sociedad en la cuál ha nacido. Tiene
la capacidad de descubrir un problema en algo que los demás consideran
como evidente por si mismo.
Esto
significa para el crítico, adoptar una
aptitud de duda. Las cosas no son tan
evidentes como parecen; hay que dudar,
hay que poner en tela de juicio
lo que todos admiten, la duda es
una aptitud típicamente filosófica. Descartes, por ejemplo, comienza
poniendo en duda nada más y nada
menos que la totalidad
de las ideas
entre las cuales se
desarrolla la actividad cotidiana de
cualquier hombre, incluyendo la creencia
en un mundo exterior a nuestra
conciencia.
Aunque la mayoría
de filósofos parte de
la duda, no todos la han llevado a tal extremo, pero si es característico de todos
ellos, la ruptura y la puesta
"entre paréntesis" de muchas afirmaciones que la
tradición da por ciertas.
Pero no es la duda la única caractestica del pensar
critico; además de dudar, al
critico le caracteriza una aptitud de sospecha ante
lo que dice el sentido común o la
ideología dominante, y se pregunta para
qué sirve un determinado pensamiento o
creencia que todos consideran acertado. EI critico se pregunta
si esas creencias no están quizás
sirviendo a un determinado orden social,
a un determinado estado de cosas,
sospecha que las
ideas pueden servir para ocultar
grandes verdades o para mantener los intereses de los
ideólogos burgueses. Y cuando, gracias a su aptitud sospechosa,
descubre al servicio de quien están las ideas y las creencias, el crítico se convierte en un
desenmascarador de las
teorías aparentemente verdaderas.
Esto no
significa que el critico sostenga
que todo el pensamiento tradicional y que toda la sabiduría popular
es falsa, o que está al servicio de
intereses ocultos. Esto seria una pedantería
intolerable. El pensamiento popular puede
contener verdades muy hondas
sobre la vida del hombre, puede
ser incluso, fuente de
importantes criticas del
sistema dominante. Esto significa que
antes de criticar la cultura
popular, es preciso conocerla, muchos
críticos superficiales suelen rechazar
todo el saber popular para después caer en un dogmatismo y en una cerrazón mayor de Ia
que critican (materialismo vulgar o mecanicista).
La critica filosófica
consiste en una continua actitud
de búsqueda, algo muy distinto a todo
rechazo apresurado de lo que ni siquiera se ha
intentado comprender. El crítico, si es radical, debe estar siempre
abierto a encontrar verdades en lugares menos esperado y también a detectar falsedades e
ideologizaciones en lo que todo el mundo, incluyendo
los "progresistas" de
cafetín consideran como obvio.
El critico objetivo
no lleva estas tareas únicamente
por desenmascaramiento, lleva a
cavo esta labor, por estar movido por algo que va más allá del
mero interés personal,
actúa por intereses liberadores
de los hombres. El critico esta dirigido
por un afán de verdad, por un
"ímpetu divino" -como diría
Platón-. Pero no se agota en la radicalización
y en el desenmascaramiento
de las ideologías, quiere poner sus
conocimientos al servicio de
laliberación de los hombres.
Esta
voluntad liberadora del critico, convierte a
los ideologizados y a
las ideologías establecidas, en
una actitud incomoda para todos
los poderes establecidos y para
los "biempensantes" de
cualquier sociedad- Ya hemos mencionado
a Sócrates, pero también hay
otros ejemplos por otros muchos filósofos
como Antonio Gramci, de
quien el
fiscal del tribunal de
la Italia fascista
decía "hay que evitar que
este cerebro funcione" para enviarlo
a la cárcel donde escribiría,
antes de morir, lo mejor de su obra.
Puede
suceder que una determinada filosofía se convierta, en ocasiones, en un
arma ideológica al servicio de las
clases poderosas, desde
ese momento esa filosofía deja de ser tal. Max, por
ejemplo decía que él no era marxista,
oponiéndose así, a toda veneración escolástica
de sus ideas, y responsabilizando de esta manera a loshombres a buscar la verdad por su cuenta.
Tenemos, pues
los caracteres que definen Ia actividad
critica: radicalidad, sospecha, dcsenmascaramiento, desideologización y voluntad
práctica de encontrar la
libertad.
Editado
por:
Oscar
Roberto Cruz
San
Salvador 9 de febrero de 2001
LO
PERFECTO (LO ALIENANTE)
Lo perfecto.
Concepto con que la filosofía idealista designa un sujeto, eterno, finito,
incondicionado, desligado, que no está mediatizado por nada, lo inmutable, lo
absoluto e invariable, el cuál es “suficiente en sí mismo”, contiene de por sí
todo lo existente. Lo que no sólo no depende de ninguna otra cosa sino que a la
vez lo crea.
Lo relativo
caracteriza al fenómeno en sus relaciones y nexos, dependiente de otros
fenómenos. La materia en movimiento, tomada en su conjunto, no se halla
condicionada ni limitada por nada, es eterna e inagotable y en este sentido le
dan la categoría de absoluta. Sin embargo, las formas concretas de movimientos
son temporales finitas, transitorias, relativas. En este sentido, la diferencia
entre relativo y absoluto también es relativa. El materialismo dialéctico
rechaza la concepción no científica de lo absoluto.
(Para entender
los siguientes dos párrafos es necesario saber filosofía)
Para la
religión, lo absoluto es Dios. Luego lo que no es por su mismo ser, no es por
sí mismo. Más Dios –según Tomas de Aquino- es necesariamente por sí mismo. En
consecuencia, Dios es su mismo ser. Es el primer ser, anterior al cuál nada
hay.
Sin embargo,
ningún ser, es por esencia cuya esencia no sea su propio ser, sino por
participación de otro, y lo que es por participación de otro, no puede ser por
sí mismo. Dios es, en tanto y en cuanto por participación de otros (del hombre)
y por lo tanto, no puede ser por sí mismo, pues aquello de lo que participa
para ser es anterior a él.
Lo absoluto como
ya vimos, es sinónimo de lo perfecto. A lo que nada le falta y que nada
necesita. Si Dios es lo perfecto y/o lo absoluto, entonces; no necesita que
nada se le dé, ni debe condicionar lo que él da, por cuanto si esto es así no
puede decirse que Dios es perfecto.
El sentir es
imperfección. En el sentir se encierran todas las manifestaciones de
sentimientos; El amar, el desear, el querer, el odiar, el alegrarse o
entristecerse. Todas estas acciones están condicionadas a algo. Solo cuando las
distintas religiones dejen de ver a Dios como alguien que necesita que se le
pida para poder dar, que se le de algo a cambio para hacer el milagro, que se
le adore, que se le agradezca; solo entonces podemos decir que Dios perfecto.
Se ha
descubierto también que Dios no actúa si no es a través de un cuerpo, y no por
leyes cósmicamente dirigidas, a esto no se le puede llamar de otra manera, que
estar condicionado orgánicamente. Por otra parte, mientras sigamos
imaginándonos a Dios como un ser Todo Poderoso, de quien hemos copiado su
imagen, estamos cometiendo el mismo error de las antiguas religiones, pues
siendo él la fuente única de inteligencia, sería una torpeza tratar de
reducirlo a la pequeñez de una persona.
Las cualidades,
virtudes, sentimientos nobles y valores espirituales del hombre, no deben ser
producto de algo derivado fuera de él, que no pertenezcan a su naturaleza,
estos valores no deben venir del infinito, sino que deben ser originarios del
hombre. Sólo entonces se convertirán en principios verdaderos.
Mi actitud para
con la literatura de A.A. no es, una actitud negativa, sino critica; lo único
que trato de hacer es distinguir lo verdadero de lo falso.
Cuando digo que
la literatura es alienante, es por varias razones, y a menos quizás por las que
ustedes se imaginan; desde el momento en que no podemos “-quienes la utilizamos-“
adjudicarnos el derecho de modificarla a nuestra conveniencia y satisfacción;
se convierte en un monopolio de intereses que ni siquiera conocemos, y todo lo
que se monopoliza aliena.
Es alienante,
por cuanto no hay reconocimiento, o si lo hay es parcial, no nos asiste el
derecho de decir que es el fruto de nuestro propio esfuerzo que hemos logrado
dejar de beber y superarnos, sino que es un poder superior el que nos ha hecho
el milagro, o en última instancia A.A. el que ha hecho de nosotros lo que hoy
somos, esto es alineación.
El tratar de
quitar o desviar el mérito, el no reconocer que es por medio de los empleados
que una empresa logra el éxito; que no es producto de una marca, de un nombre,
razón social o etiqueta, (Dios, A.A.) sino de la dedicación y esfuerzo de sus
empleados (miembros). El reconocer esto significaría galardonar a los empleados
y no al empresario o a la empresa, y esto jamás es reconocido; esto también se
llama alineación.
La religión como alineación
Según algunos
filósofos como Ludwin Feuerbach, uno de los grandes críticos de la religión,
ésta no es solamente un invento arbitrario y un mero “engaño sacerdotal”
destinado a estafar al pueblo. La religión es algo más importante; es una
alineación de la esencia humana. En religión el hombre se enajena, pero esta
enajenación es justamente la expresión de lo más grande y valioso que hay en el
ser humano. La sabiduría, la libertad, la generosidad, el poderío, siendo
atributos que en realidad pertenecen a la especie humana, son puestos por el
hombre en un ser trascendental al que llaman Dios. Con esto el hombre se
empobrece, enriqueciendo a la divinidad. Esto según Marx, permite explicar cómo
el hombre, en una situación de explotación y de miseria, busca realizar en el
mundo celestial, su verdadera esencia humana, en lugar de realizarla en la
historia.
Para enriquecer
a Dios, el hombre debe hacerse pobre, para que Dios sea todo, el hombre no debe
ser nada. La religión es la actitud del hombre para con su ser –en eso reside
su verdad y fuerza moral salvadora-. Pero para con su ser, no como el suyo,
sino como otro ser distinto de él y aún opuesto, y ahí reside su falsedad, su
alienación.
Si el hombre
busca una realización en el más allá, la causa de ello está en su
insatisfacción en el más acá, en el que solamente encuentra miseria y desdicha.
En este sentido, la religión es un factor de compensación.
Editado
por:
Oscar
Roberto Cruz
San
Salvador, febrero de 2001
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