sábado, 13 de abril de 2013

La Inautenticidad del AA que tenemos.



Los que se fueron.. .
                Es triste no verlos jamás.  Algunos de ellos inprescindibles.  Sin ellos AA puede seguir pero no se a donde.  Uno de ellos, Carlos Alfredo, murió este año.
                Sumamente inteligente, AA puro,  vio mas allá de lo que se espera ver en el principio que le propusieran.
                Lo más triste es que no se reemplazará jamás.
                                                                                              Ricky Morales

La Inautenticidad del AA que tenemos.
Por Carlos Alfredo Navas (de grata recordación y mentor de Tercera Época)
                De acuerdo a la experiencia de varios años de transitar por el interminable sendero de lo que conocemos como Alcohólicos Anónimos, podemos aseverar –a la luz de una nueva perspectiva- que no existe el AA de El Salvador. Y no existe porque cada miembro ha tratado de crecer calcándose en la imagen de otro en un burdo y servil afán imitativo.  En tal sentido, el imitador no ha sido él mismo y no siendo se convirtió en un simple depósito del saber equivocado de otros.
                De lo anterior, podemos inferir la negación de la conciencia y del sentimiento que de sí posee el hombre.  Se le negó el conocimiento de su verdadera realidad de hombre recuperado y se le dio en cambio la oportunidad de abstraerse como un ser alejado del mundo y no le señalaron el camino hacia el mundo del hombre.
                Vedándole la oportunidad de reestructurar su personalidad y de acceder a la recuperación mediante la esperanza que ofrece el Enunciado, le enseñaron a entretenerse en la vida contando sus aventuras de borracho, en lugar de orientarlo para la aventura de una nueva vida.
                El más antiguo creyó en el privilegio de haber llegado antes y se erigió líder; dador de comunicados, pero sin comunicarse; enderezador de entuertos, pero torcido en su andar; aconsejador inveterado para una vida feliz y útil, pero enfermo para toda la vida.  Siempre consideró al recién llegado como un mendigo, sin derecho a pensar por sí mismo y le nulificó la fortaleza que también ofrece AA en su Enunciado.
                Si concluimos que la auténtica recuperación  depende del espíritu comunitario de los AA, es fácil explicarnos la usencia de recuperados. No existen porque no hay comunidad.  No los hay porque al hombre inmerso en su típico caso personal no puede ser parte comunitaria.  Ocupado únicamente en el caso personal, el hombre se forjó en el molde del egoísmo; insensible, inhumano y en contradicción con el Enunciado que nos habla de compartir experiencia en AA, fortaleza y esperanza con otros seres humanos.

San Salvador, Julio de 1979.

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