sábado, 13 de abril de 2013

Comentando uno de los gigantes del alma, que me envió Manolo.



Comentando uno de los gigantes del alma, que me envió Manolo.
El que domina su cólera, domina a su peor enemigo.  Confucio.

                José Martí sostuvo que “ver una injusticia y no combatirla es cometerla”; claro que graduarla es lo indicado.  Digo yo que solo los justos podemos indignarnos ante una infamia. Para eso estamos preparados orgánicamente además; el neurólogo argentino Nelson Castro, dice que la ira es totalmente fisiológica porque respondemos a una carga de adrenalina y no podemos evitarla.
                La ira de Dios decíamos antes cuando ocurría un fenómeno natural, ante el cual éramos impotentes.  Monseñor Romero “clamaba al cielo ante la injusticia de su tiempo”.
                El exabrupto es la voz de la cólera. Para la ocasión existen palabras creadas para ello. El escritor peruano Alfredo Bryce, “admira a quienes se enfurecen ante una situación infame, por la que callan los demás”.  Consideremos distinto al que tiene una cólera por una sopa tibia.
                Nosotros los AA obviamente no debemos ser enojados por norma; hemos logrado temperar el carácter y el juicio para distinguir que tenemos también ira creativa y positiva, que surge de la consciencia alcanzada junto a otros, que surge del compromiso social como ciudadanos del mundo, ante la denostación gratuita hacia nos y a los demás.  Esto es diferente de la nacida del ego o la arrogancia.
                Como AA no tenemos, en cambio porque tolerar el enfado de otro, debemos evitar el fastidio a toda costa.
                Imagínense si Dios se enojara con los pecados de sus creyentes; el prefiere oír solo sus oraciones.    …a eso se atienen.

                                                                                              Ricky Morales

San Salvador, 7 de Junio de 2011.

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