martes, 24 de septiembre de 2013

Respondiéndole a Henrrich



La muerte obliga a salir de la vida, así como nacer implica entrar en ella.

Un hombre no es igual a otro; un A.A. no tendría que ser igual a otro A.A.,
Desgraciadamente hay modelos.
Réquiem es la más alta consideración al difunto.

Estimado Henrrich, le respondo a lo que usted escribió porque lo sintió pero no lo pensó. La sobriedad es para clásicos como usted un producto a la larga, entre tanto se vive como se puede a la corta.  Semejante sentir es solo posible, o puede dársele crédito, en el tiempo del mañana.
En un colectivo que solo dura 24 horas, hay que buscar un descuento del porvenir para salvarse de la atroz codicia de prestigio y fama que dan la práctica de los sí famosos 12 pasos. 

¿Qué hacer con los compañeros relevantes, o sea los que dan el tono ahora?

Para el   recién llegado más que sangre nueva, vida nueva, es difícil lograr la altura deseada sino piensa como piensan los A.A. de todos los tiempos: Que se ven o tienen la idea intensa de sentirse distinguidos a la mirada de Dios, por el sacrificio que han hecho de sí mismos, buenos de corazón, buenos padres, buenos maridos, indulgentes y considerados,  y que por su oblicuidad moral sus errores son aciertos y sus omisiones privaciones.
Consecuencia del individualismo introspectivo de la práctica del cuarto paso, se contemplan asímismos, directamente, para conocerse, resultando un engaño el pretender verse la consciencia, seguramente lo que en verdad ven no tiene contenido. Absurdo desde luego ver el alma con el alma, tonterías, aprendemos a conocernos al unísono cuando nos conocen y conocemos a los demás y vamos por la vida conociéndonos, sorprendiéndonos, admirándonos de lo que somos capaces. Lo único que sabemos o creemos saber es lo que recordamos.
La posición suya de culpar exclusivamente a los miembros del relajo que bien describe usted mismo en ensayo anterior, es una opinión que va acorde con el diagnostico clínico de A.A., trunco, del alcoholismo, en el sentido de reducir semejante problemón en una actitud psicologista, de culpar al pobre hombre que falla, sin tomar en cuenta las estructuras de pensamiento que le han sido propuestas.
Todo lo que dice usted me lo ha dicho muchas veces; no creo que usted piense lo que dice verdaderamente, y es que no tiene caso.  Dejemos pensar a los A.A., no hagamos un molde para ellos, al final no lo hay, el mismo Henrrich es tres veces distinto: como se cree ser, como creemos que es y el que realmente es. Y eso es aunque pase toda su vida viéndose el ombligo como los yoguis. 
Cordialmente,
                                                 Ricky Morales.

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