A.A. no desarrolla dogmas: no espera que “conozcamos” a Dios. Busca que lo “vivamos” en nuestra propia experiencia.
No quiere creyentes, quiere practicantes, que se autotransformen y la autrotransformen, no importando qué respuesta tengan en su pensamiento respecto a Dios.
30 de septiembre de 1997.
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