El problema propuesto por el alcohólico es un conflicto, una lucha de contrarios: el “querer ser” (ideal) contra lo que es.
Al tomarlo sólo como lo que es, le procuramos conciencia, pero no lo integramos; en verdad, no lo dejamos apto para el hallazgo de su “espíritu”.
12 de agosto de 1997.
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