lunes, 5 de octubre de 2009

A manera de presentación

El Grupo Central de San Salvador, escindido del más antiguo grupo del país, desde hace veintiún años, como consecuencia del cuestionamiento que implicó “la curación”, ha creado y conservado desde entonces su modo peculiar de compartir. Sus miembros reflexionan sobre temas, cambiados cada semana, con compendios sobre el estudio del hombre, de la sociedad contemporánea y su impacto en el individuo A.A.; la correlación del desarrollo de este último con lo propuesto por A.A., en sus principios, y ante tales circunstancias. En ese afán, dispuso que se hiciera un esfuerzo de pensamiento para establecer, ahora, después de cuatro décadas, qué sentimos y qué decimos del programa de recuperación; qué respuestas surgen de la experiencia; que tan sólidos han sido sus pasos y que tan hondo han calado en la conciencia de los A.A. Al confiarme el grupo la elaboración de una temática tan importante, decidí acotar tres veces cada paso para lograr una dosis de comprensión mayor y una dinámica productiva.
Para ello me sentí interrogado moralmente e hice acopio, desde luego, de mi vivencia con A.A., que data desde 1961, de mi observación como ciudadano de la sociedad actual, cuantificada y abstracta, pero más que todo, del sentimiento de amor y respeto por A.A. como comunidad de solidaridad y con mis compañeros, desde un deseo ferviente de compartir.

agosto de 1998.

Primer Paso

Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

Primer Paso, 1a. acotación

La psicoterapia grupal no nos ha permitido tratar la realidad espiritual del A.A. La renuncia implacable de lo instintivo, la conformación de su vida exterior al medio, son consecuencias del primer paso, que deberíamos examinar.

29 de julio de 1997

Primer Paso, 2a. acotación

Se trata de reconocer ahora un vacío en la científica psicoterapia; nos dio salud, desde luego, pero no fue más allá de la dinámica emotiva.
La vida posterior a la práctica de este paso es todo un combate espiritual, librado con una herramienta muy débil: la casualidad psíquica de nuestro padecimiento.

5 de agosto de 1997.

Primer Paso, 3a. acotación

El problema propuesto por el alcohólico es un conflicto, una lucha de contrarios: el “querer ser” (ideal) contra lo que es.
Al tomarlo sólo como lo que es, le procuramos conciencia, pero no lo integramos; en verdad, no lo dejamos apto para el hallazgo de su “espíritu”.

12 de agosto de 1997.

Segundo Paso

Llegamos al convencimiento de que un Poder Superior podría devolvernos el sano juicio.

Segundo Paso, 1a. acotación

Aunque la religión, cuando no es adicción, da efectos psicohigiénicos, A.A. no hace de ella un punto de partida: puede curar el alma, no salvarla.
Propone, en cambio, una vuelta, un retorno a las fuentes, cegadas desde hace mucho tiempo, de los valores propios, inconscientes y reprimidos. Toca el saber, pero busca la fe.

18 de agosto de 1997.

Segundo Paso, 2a. acotación

Se trata de volver a la responsabilidad, pero más allá de para qué ser responsable.
Busca lo trascendente, pero no presupone en materia de fe. Hace, por ello, hincapié en que cada cual es totalmente libre de decidir ante quién es responsable.

25 de agosto de 1997

Segundo Paso, 3a. acotación

Aunque no sepa a quién, ni en qué confiar, desde su propia mismidad, el alcohólico siente que brota una confianza ilimitada.
Este paso lo produce cuando concibe o le encuentra sentido a un nivel de vida superior, despojado de toda concepción teísta y ateísta.

30 de agosto de 1997.

Tercer Paso

Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.

Tercer Paso, 1a. acotación

Es muy lamentable desperdiciar la potencia del alma, que es la voluntad, en crear un artefacto de la mente que nos aliene.
Y esto es posible si lo que concebimos no es producto de nuestro propio desarrollo; trocamos en ideología lo que iba a darnos la independencia.

17 de septiembre de 1997.

Tercer Paso, 2a. acotación

Es el desafío más importante en nuestra recuperación: transformar a Dios en el símbolo de los principios que A.A. propone.
Conlleva el abandono de la ilusión infantil, en cada acto de nuestra vida. Es hora de actuar y no de pensar; es hora de caber en A.A.

22 de septiembre de 1997

Tercer Paso, 3a. acotación

A.A. no desarrolla dogmas: no espera que “conozcamos” a Dios. Busca que lo “vivamos” en nuestra propia experiencia.
No quiere creyentes, quiere practicantes, que se autotransformen y la autrotransformen, no importando qué respuesta tengan en su pensamiento respecto a Dios.

30 de septiembre de 1997.

Cuarto Paso

Sin miedo, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.

Cuarto Paso, 1a. acotación

Si queremos superar las dificultades en el vivir, este paso exige un cambio fundamental en la visión de la realidad.
Procura el encuentro de nuestro ser, despojado del “tener” y el “usar”, para evidenciar qué valores sociales alienados nos desvían lo instintivo.

6 de octubre de 1997.

Cuarto Paso, 2a. acotación

La confusión vivida por nosotros en la primera parte de la vida, más bien fue una obediencia a una sociedad en proceso hedónico.
Este paso da lugar a una explicación interior, que produce la energía de pensar en los demás, con la misma vehemencia que antes empleábamos para hacer únicamente ruido.

13 de octubre de 1997

Cuarto Paso, 3a. acotación

Lograda la comunicación con todos, en su práctica de tercer paso, el A.A. tiene la capacidad de elegir: su propósito de enmienda y la libertad de no hacerlo.
Aunque si perdura en esto último, de hecho pierde esa capacidad de elección.

20 de octubre de 1997

Quinto Paso

Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.

Quinto Paso, 1a. acotación

Esta vez se trata de hallarle solución a una indigencia psíquica: las vivencias de culpabilidad y de infelicidad claman por un brote fuerte de sinceridad.
Es ir al fondo de la conciencia, donde el decir y el escuchar se complementan.

27 de octubre de 1997.

Quinto Paso, 2a. acotación

Es bien claro que esa naturaleza es aquella que se revela en nuestros yerros. Cuando uno se equivoca es más uno.
Por ello, tomar conciencia al respecto es discernir entre el bien y el mal.

3 de noviembre de 1997.

Quinto Paso, 3a. acotación

¿Qué sentido tendría el inventario crítico de sí mismo si no nos interesa conocer con exactitud nuestro verdadero fondo?
El quinto paso es para medir el aspecto abismal que nos acompaña desde el pasado y la altura lograda –o que podría lograrse- al tratar de ser uno lo que busca.

9 de noviembre de 1997.

Sexto Paso

Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.

Sexto Paso, 1a. acotación

Como humano, el A.A. es prisionero de su naturaleza, pero libre de pensar si es consciente de sí mismo.
Su trascendencia es una exigencia del paso, demandando respuestas constantes e integradoras para dos mundos antagónicos: cuerpos y espíritu.

17 de noviembre de 1997.

Sexto Paso, 2a. acotación

La respuesta a este paso no debe ser una respuesta teórica. Ni siquiera reflejo de teorías, ideas o doctrinas, sino un acto y un pensamiento sentido.
No se trata de ser bueno, ni evitar ser malo. Se trata de ser, únicamente.

24 de noviembre de 1997.

Sexto Paso, 3a. acotación

El A.A. debe ser realista, desarrollar su razón y, por ende, su objetividad. Reconocer para sí su potencialidad hacia el bien y hacia el mal y ELEGIR su progreso, hasta la plenitud de su personalidad.
Evitar, por supuesto, la falsificación que lo puede llevar a una amarga desilusión.

30 de noviembre de 1997.

Séptimo Paso

Humildemente, le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.

Séptimo Paso, 1a. acotación

La humildad no es enciclopédica, ni religiosa; es el conocimiento de sí mismo y de saber qué fuerzas le mueven a uno por la espalda.
Se debe ser humilde, como el paso indica, porque se requiere una voluntad férrea y una lucha activa, si queremos librarnos de lo inconsciente y de la determinación social.

15 de diciembre de 1997

Séptimo Paso, 2a. acotación

La buena disposición que precede a este paso debe resultar en mesa limpia para forjar nuestro destino y construir una libertad justa.
El primero, se dificulta por aquellos defectos que se encubren en exigencias éticas sociales que no generan culpa, y la segunda, por la cadena de necesidades, que esos mismos defectos generan.

09 de enero de 1998.

Séptimo Paso, 3a. acotación

El paso valora, sobretodo, la dignidad, la cual debe hallarse presente en todos los individuos libres, quienes hacen de su naturaleza humana un fin, y jamás, un simple medio.
En conclusión, se trata de ser bueno, porque se conoce lo malo y no, de ser malo, después de conocer lo bueno.

9 de enero de 1998.

Octavo Paso

Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.

Octavo Paso, 1a. acotación

Nos toca hoy minimizar el sufrimiento humano, mediante el esfuerzo de comportarse con los demás como se desea que se comporten con uno, e incluir en nuestra disposición a los A.A. que vinieron después de nosotros, en reconocimiento de nuestra culpa por su comportamiento actual.

18 de enero de 1998.

Octavo Paso, 2a. acotación

Es el primer intento de cumplir un deber. Al hacerlo, el A.A. se descubre como persona capaz de realizar valores.
Por supuesto que no siempre aplica el “mejor remedio absoluto”, sino la prudencia que evita caer en una autocrítica interminable y de desasosiego.

25 de enero de 1998.

Octavo Paso, 3a. acotación

El desafío del paso es la vida misma. A partir de ahora, el A.A. se experimentará interrogado por su instinto moral que es la conciencia.
La respuesta que se dé corresponde al desarrollo de cada uno, y aunque apunte a lo mejor, no tiene validez general, por la situación de valores de cada cual.

01 de febrero de 1998.

Noveno Paso

Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.

Noveno Paso, 1a. acotación

Comienza la misión, peculiar y propia de aquél que está en la confrontación de sus valores, los cuales le atraen, pese a los impulsos del instinto.
Hay tensión entre ser y deber, pero al soportarla se supera el escapismo neurótico y se restaura el equilibrio de valía en sí mismo.

8 de febrero de 1998.

Noveno Paso, 2a. acotación

Sabemos mucho acerca de nosotros, de la sociedad en general y de Alcohólicos Anónimos en particular. Como no podemos separar lo que sabemos, cuando nos pronunciamos, lo hacemos como individuos, como ente social y como A.A.
Amén de caer de nuevo en las omisiones ominosas del pasado.

15 de febrero de 1998.

Noveno Paso, 3a. acotación

Es irresponsable dejar que el futuro haga lo que quiera. El paso noveno proyecta un significado en la vida, con base en el comportamiento.
La falta de arrepentimiento puede obstaculizar su cometido, además de constituir indicios fuertes de que no somos conscientes de nuestras transgresiones.

22 de febrero de 1998.

Décimo Paso

Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos, lo admitíamos inmediatamente.

Décimo Paso, 1a. acotación

Es convertir en labor la vida cotidiana, ajustando los hechos que cometemos, después de establecer los móviles de los mismos.
El paso pretende que nos reconozcamos constantemente para volvernos mejores y no “exitosos”.

28 de febrero de 1998.

Décimo Paso, 2a. acotación

El paso es moral y su objetivo único es enriquecer la vida. No está contra el éxito material, pero previene de una obsesiva actitud al respecto.
No nos reduce a una simple inversión de fines y medios, por el contrario, impele a la búsqueda de valores superiores.

7 de marzo de 1998.

Décimo Paso, 3a. acotación

Nuestra existencia transcurre en una trama social, donde estamos expuestos a considerar valiosa toda acción socialmente correcta.
Por ser ello moralmente insostenible, el margen de libertad que el paso da permite que apelemos a nuestros valores de reserva y de vivencia.

14 de marzo de 1998.

Undécimo Paso

Buscamos, a través de la oración y la meditación, mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.

Undécimo paso, 1a. acotación

Ambas son oraciones: meditar es orar mentalmente. El A.A. ora cuando piensa y cuando habla de su experiencia, de su fe y de su esperanza. Si su pensamiento es claro y su palabra sincera, se le hará fácil encontrar el significado de su vida y lo útil que le ha sido desalojar todo compromiso en sus creencias.

20 de marzo de 1998.

Undécimo Paso, 2a. acotación

Aquel que lo practica participa psico orgánicamente en su significado. Nada menos, es la aplicación de su espíritu a la lucha de su vida, por el cambio de perspectivas.
Espiritual. El paso concilia al individuo, en una realidad, donde sentimiento y pensamiento, el unísono, se experimentan.

04 de abril de 1998.

Undécimo Paso, 3a. acotación

Es urgente el undécimo paso, porque es urgente el bien común de los A.A.
Actualmente, nuestra comunidad es un desierto social. Sin vínculos. Lo que conduce a actos insensatos, en busca de identidad.
Orar y meditar sobre ello procuraría coordenadas tendientes a la restauración del tejido social en A.A.

11 de abril de 1998.

Duodécimo Paso

Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.

Duodécimo Paso, 1a. acotación

En los momentos actuales, los grupos de A.A. reclaman el mensaje de este paso. Es la hora de las convicciones y de los principios.
No se trata de mantenerse sin beber. Es ir más allá de la mera satisfacción de las necesidades. Es la oportunidad de superar el resto de lo inhumano, que aún perdura en nuestras vidas.

19 de abril de 1998.

Duodécimo Paso, 2a. acotación

El despertar espiritual y la alegría de vivir son concluyentes cimientos de verdad para un A.A. de espíritu, ubicada en la conciencia y la solidaridad fraternal.
No necesita ideales nuevos, sino tomar en serio lo que cree, predica y enseña.

26 de abril de 1998.

Duodécimo Paso, 3a. acotación

El equívoco ha provocado que este paso no sea productivo. Unos, confundiendo éxtasis con despertar espiritual, y otros, con la represión vulgar de la intolerancia.
Sigue siendo, sin embargo, la última oportunidad de expresar de palabra y acto la certeza de nuestros fundamentos.

03 de mayo de 1998.