miércoles, 29 de mayo de 2013

COMENTANDO EL ENFOQUE FILOSOFICO DE HENRRICH




Estimado Henrrich:
Aprecio mucho su esfuerzo por retratar una realidad espiritual de mucha pobreza en el alcohólico anónimo contemporáneo, su descripción es fiel al desmedro moral e intelectual de la mayoría de sus miembros;  también quiero felicitarlo por ese ejercicio teórico que coloca (como dicen los filósofos) en el orden de la necesidad el derrotero esperado de este grupo humano que en distintas vías los dos asumimos en su momento como un apostolado. Sin embargo discrepo con usted respecto al orden de su análisis y para mejor aclarar las cosas déjeme proponerle una dialéctica de nuevo cuño al menos respecto al alcohólico anonimismo.
En esta anti dialéctica el programa es una extensión de la contradicción no resuelta, es decir es una especie de órgano de la enfermedad y no una antítesis de la misma, es por el contrario una tara doctrinaria que salva a pocos del alcoholismo y sujeta al resto a la extinción de la vida, es decir pone término a los apetitos vitales como la curiosidad intelectual, la capacidad deliberativa y la sana critica del contorno como era efectivamente para los polites griegos que fundaron la dialéctica para dar paso entonces a un puritanismo fuera de contexto en la realidad actual y de poca capacidad para universalizar un legado ético más justo a las crisis actuales del hombre y del individuo atrapado por las dependencias poli adictivas.
De este modo mí estimado Henrrich, lo invito a que juntos pensemos en una reelaboración del sujeto que conforma AA, quizá comenzado por la crítica fundamental del programa (carente aun de condiciones para ser una síntesis liberadora) que conlleva la puesta a tono con los tiempos actuales  y al reto de relanzar nuevos horizontes para nuestro apreciado movimiento.
San Salvador, 01 de Noviembre de 2012.
Ricky Morales

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