REFLEXIONES EN
CUARESMA II
En AA siempre
somos los mismos y lo mismo, no se observa su crecimiento en números que
entusiasmen una renovación generacional, y los que ingresan vienen sin ánimos
de cambiar nada y de no cambiar ellos tampoco. Solo quieren aprender a vivir
con sus debilidades sicológicas sin beber, en una especie de lucidez enfermiza,
quieren ser como siempre, permanecer en el quietismo sin las dificultades que
implican el proponerse AA como problema
ante ellos mismos y ante el mundo que les da cobijo en las diversas sociedades humanas; no obstante es de reconocer la altruista
actitud de compañeríos que de manera extraordinaria se empeñan en fundar, mantener y reforzar otros grupos muy escasos de miembros; se
esfuerzan, y digo se esfuerzan porque son my pocos los que llevan a los AA a moverse. Es loable su constancia
por mantener la llama refulgente que vio nacer el movimiento en esta época de
desgano.
Incluso
existen compañeras muy talentosas que contribuyen a esa titánica labor, porque ahora AA se ha vuelto un viejo (que ya
no quiere nada), entretanto hay otro sector que radicaliza su yoismo, un afán
intimista que deslinda a sus acólitos aun
mas de la realidad apremiante de AA: quieren hacer de AA algo académico como
que si la fortaleza de carácter se aprendiese sin las enseñanzas de la vida,
tan llena de pluralidad y sensualidad exterior.
Ser AA no se
aprende, en realidad no se aprende a ser uno mismo, ni religiones, ni gurús, ni
retiros ¿espirituales? O como se les llama generalmente; practicas de pasos, sirven
para ello. Mucho menos se aprenderá si desintegramos la vida que por naturaleza
es mundana, llevando una parte de ella a un espiritualismo de doctrina y
recetario. Enterito debe enfrentarse uno al mundo para conocer el camino más
allá del temor y de la incertidumbre, lo que implica no correr tras otro ni
seguir ejemplos.
Lo que nos
hizo sentirnos perdidos y que vanamente buscamos en los mundos religioso,
laboral o social no está sino en descubrir,
en comenzar a entender lo que realmente nos da placer y lo que no, dejando
muy claro que lo imperecedero es la
dicha de la búsqueda. En verdad desde el comienzo, desde que dejamos de beber empezamos a gozar y causamos regocijo a
los demás, sin ningún esfuerzo, nos pusimos aptos para el placer y hicimos del
dios concebido desde la vida un dios complacido que justifico ese modo
doctrinario de ser como único fin de la vida.
En esta situación
actual nadie salva a nadie porque hasta dios es un placer, gozan a dios, sin su
permiso;, le entregan su vida, una vida por la cual no se ha hecho gran cosa,
solo se ha limitado a imitar a otros. Sin embargo todo eso es
también mundano como mundana es la otra opción:
la de ser seriamente responsable ante los demás, especialmente ante los
AA, no negarse al mundo por sus conflictos y problemas, encararlos con coraje,
tomar fortaleza de nuestra vida anterior, vivir con pasión el presente y
esperar el futuro con la valentía de la experiencia. Aprender todo el tiempo de
la vida, ser maestro de uno m ismo y mostrarse como testimonio de AA.
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